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Rotura prematura de membranas

Durante el embarazo, el feto se encuentra resguardado y protegido dentro de la bolsa amniótica. Esa bolsa contiene además el líquido amniótico.

La bolsa o membrana amniótica debe permanecer  indemne e impermeable hasta el inicio del trabajo de parto. Su cisura o fractura antes de su tiempo se  conoce como rotura prematura de membranas.

La rotura de las membranas antes de tiempo, conocida como rotura prematura, no tiene hasta ahora una causa específica. Lo que sí está al alcance de la ciencia son los factores de riesgo que potencialmente pueden determinar la rotura.

Entre otros factores de riesgo se destacan tipos específicos de  infecciones vaginales, infecciones urinarias repetidas durante el embarazo, la amenaza o síntomas de parto prematuro y la presencia de mucho líquido amniótico o polihidramnios

La pérdida de líquido amniótico, poca, abundante, frecuente o intermitente,  acompañada o no de contracciones uterinas, se manifiesta a través de los genitales. La mayoría de las pacientes la describe de color claro y con olor similar a cloro.

Cuando ocurre este evento, se sospecha  la rotura de la membrana amniótica, suceso que debe ser confirmado por el ginecólogo a través de un buen interrogatorio y del examen físico de la paciente con énfasis en los genitales, caracterizado por la aplicación de maniobras a través del cuello del útero, cuyo objetivo es evidenciar la salida del líquido a través del cuello del útero. Al respecto se cuenta hoy con herramientas que permiten evaluar si el líquido  es efectivamente líquido amniótico,  semen o flujo vaginal.

Otro recurso es la ecografía obstétrica, que en caso de un rotura prematura de membrana, permite apreciar que el líquido está francamente disminuido o ausente.

El manejo de la rotura prematura de la membrana amniótica depende de dos eventos: (1) la presencia de infección poliamniótica. (2) La edad gestacional al momento de la rotura.

En el caso de infección poliamniótica probada clínicamente o a través de exámenes de laboratorio, se procede a la culminación del embarazo independientemente de las semanas de embarazo que se tenga. Cuando no hay infección, el manejo depende de las semanas de embarazo que se tenga.

Son tres los tipos de pacientes cuando no hay infección poliamniótica, pero sí rotura prematura de la membrana amniótica. Para cada tipo hay una forma de manejo.

En pacientes con 37 semanas o más de embarazo o a término, se procede a culminar el embarazo mediante parto o cesárea.

En los embarazos cercanos al término (34 a 36 semanas),  se aplican antibióticos para evitar la infección poliamniótica, y medicamentos para acelerar la maduración pulmonar fetal. De ese modo se gana tiempo mientras se traslada a la paciente al  centro clínico donde se procederá a dar término al embarazo prematuro.

En las pacientes con menos de 34 semanas se aplican los antibióticos y medicamentos referidos para pacientes con 34 a 36 semanas, pero además, se busca llevar el embarazo a las 37 semanas, para evitar complicaciones y reducir los riesgos del feto al momento de nacer.

Es importante que sepas que todo este procedimiento, al igual que los restantes, está debidamente protocolizado en las guías del Ministerio de Salud. De manera que ante situaciones de riesgo, lo único que debes hacer es acudir al servicio de urgencias más cercano a tu domicilio.

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Dr. Álvaro Silva

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