La glándula tiroides está ubicada en la parte anterior del cuello. Su función es regular el metabolismo basal y el funcionamiento de todas las glándulas endocrinas del cuerpo. El déficit de hormona tiroidea se conoce como hipotiroidismo. Sus tipos son dos: el clínico y el subclínico.
El hipotiroidismo subclínico puede presentarse en el 30% de las mujeres embarazadas. Esta es la razón por la cual a las embarazadas se les pide al iniciar su control, prueba de función tiroidea como parte del primer set de exámenes que deben aplicarse.
La importancia de este examen se asocia al inicio de la formación de la glándula tiroidea y comienzo de su función en el feto entre las semanas 10 y 12 del embarazo y su culminación aproximada en la semana 36. Esto significa que durante ocho meses el feto depende casi exclusivamente de la hormona tiroidea que le traspasa la madre a través de la placenta.
En otras palabras, una madre con hipotiroidismo no cuenta con suficiente hormona tiroidea ni para ella ni para los requerimientos del feto. Por eso, no tratar oportuna y correctamente el hipotiroidismo durante el embarazo es incrementar notablemente el riesgo de pérdida del embarazo, el parto prematuro, el bajo peso del bebé al nacer y la complicación más tremida: la de un bebé con hipotiroidismo congénito al nacer, condición para el retardo mental y en el desarrollo psicomotor y cognitivo de niños y niñas.
En este contexto queda clara la relevancia del examen de hipotiroidismo y de su tratamiento correcto.